Otra vez me váis a comer los huevos, cabrones.
Polémico, bronco e intenso partido que terminó en empate, si bien el Universitarios se mereció la victoria.
Durante el primer tiempo el Universitarios fue mejor y creó varias ocasiones claras de gol, por mediación de "El mago de Heliópolis" o "La Rubia de los Cárpatos", más conocido por Prosikito, que pisó y pisó y pisó la pelota en dos ocaciones sólo delante del portero. No obstante el Puerto también creo alguna ocasión, aunque no tan clara, adelantándose a mediados de la primera mitad.
En la segunda parte el partido se endureció y bajó en calidad. Hay que destacar el continuo lloriqueo de los jugadores del Puerto, ..me has dado aqui...el fútbol es cosa de hombres...no entres así...eres una maricona (Prosikito)..etc. Con todo, el arbitro realizó una patética actuación, no acertando prácticamente en ninguna decisión.
Pero cuando todo se daba ya por perdido, de repente, como salido de un mágico y húmedo sueño, resurgió la esbelta figura del repudiado la jornada pasada: Tony Kaskarino, algunos cuentan que recorrió el campo entero en menos de 9 segundos, otros que no llegó a tocar el suelo con sus pies debido a la velocidad de sus fibrosas piernas, lo cierto es que entre paredes, quiebros, escorzos y manoletinas se plantó sólo ante el portero rival, sorteándolo con un leve, mágico, casi milagroso toque de balón que terminó en las redes.
El resto del partido se vió enturbiado por una fortísima "entrada por detrás al Dr. Amor", algo a lo que está acostumbrado mi morito pero de madrugada y en su furgoneta, por ello, reaccionó violentamente con un ligero golpeo con su frente (tersa y adornada de bellos rizos acabaches) en la cabeza del contrario, siendo expulsado inmediatamente por roja directa.
En el último suspiro del partido, el Universitarios desaprovechó una clarísima ocasión en un tres contra uno en el que el árbitro señalizó fuera de juego y segundos después el final del partido.
Tras finalizar el partido, Tony Kaskarino invitó al Dr. Amor a pasar el fin de semana en las montañas de la sierra de Huelva, y poder romper así la tensión sufrida durante el choque. Allí montaron una tienda de campaña......... y mi morito mordió almohada como nunca.